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Carta 11 - Las 24 horas del día


Viviana Cordero. Escritora, directora teatral y de cine ecuatoriano.

Desde hace algunas semanas me he dedicado a analizar los momentos. En cada día hay horas especiales que me gustan y horas espantosas. Esto es lo que arma la cotidianidad mía, la vida que llevo ahora.


5:30 A.M Hora en la que generalmente abro los ojos, muy rara vez de buen ánimo. No lo entiendo todavía, pero mi primer encuentro con la realidad conciente es con angustia. Lo quiero cambiar, sé que no debe ser así, pero todavía no he logrado pasar a otra etapa. Cuando es fin de semana el ánimo cambia ligeramente. Me digo a mí misma: "Tienes más tiempo para dormir, menos responsabilidades, no hay que levantar al Tiag para que se vaya al colegio..." en fin... Tomo el celular, mando mi primer mensaje a Nadia, suele contestarme pronto, mantenemos una pequeña conversación y vuelvo a cerrar los ojos, esta vez para concientizar que tengo muchas bendiciones, que mi cuerpo estásaludable; trato de hacer una pequeña meditación que es bastante peleada y durante la cual vuelvo a quedar domirda hasta las...


6:15 A.M Hora en la que entre semana suena la alarma para levantar al Tiag. Esa hora y ese momento nunca me gusta. Tal vez los psicoanalistas digan que es debido a que en mi subconsciente siento inmediatamente mi propia angustia de ir al colegio. Yo fui una niña muy introvertida que nunca, pero nunca amó ir al colegio. Me gustaban los días de vacación porque trataba en lo posible de quedarme en casa, en mi cuarto, en mi mundo de libros. Amaba leer, era inmensamente feliz haciéndolo y creo que mi formación se debe en un 50% a los libros leídos. Tengo anotados todos los libros que he leído. La verdad es que he olvidado de lo que tratan muchos, eso me apena porque sé que los disfruté mucho cuando los descubrí. En todo caso, el pasado de tener que levantarme para ir al colegio todavía soñolienta y cansada vuelve a mí todos los días en que suena la alarma y no me gusta. Sé que no soy yo la que irá al colegio, pero me cuesta infinitamente y aunque Tiag no se parece a mí, es completamente extrovertido y va al colegio feliz, el cerebro reptiliano está presente y no puedo reformatearle aún.


7:10 A.M Tiag ha ido al colegio. Estoy sola o con mi marido, pero a esa hora y en esos momentos siempre estoy sola y ese instante me gusta. Quiero volver a dormir, pero ya he logrado vencer esa tentación y en un 80% de los días me jalo a hacer ejercicio. Camino por la Gonález Suárez o me quedo en el orbitrek al ritmo de la música. No me encanta, pero algo en el cerebro se mueve, se dispara la serotonina y me siento conánimo para el día. Debo reconocer que las mejores ideas para escribir me han llegado en ese momento. Imagino cosas bonitas, metas alcanzadas, desarrollo sueños y eso es bueno. Sólo tengo que convencerme de no quedarme en mi cuarto con cualquier excusa.


8:15 A.M. Hora en la que si he hecho ejercicio me siento bien. ¡Lo logré! Y eso no tiene precio, no se cambia por nada. Es maravillosa la sensación. Estoy cansada, sudando y sin embargo es uno de los mejores momentos del día. Siento que todo va a funcionar si he logrado superar esta etapa. Son instantes para mí.


8:30 A.M. MI DESAYUNO. Esto es especial porque nunca imaginé que iba a realizar este régimen. Hace como 9 meses, cuando nos encontrábamos en la remodelación del departamento que ahora es mi hogar nos encontramos en la planta baja con una señora que vendía productos Herbal Life. "Les hago bajar de peso", nos dijo con gran sonrisa que para mí sonó a tortura china. Lista para responderle que no, abrí la boca, pero el sonido de la de mi hija Nadia llegó con más rapidez. Nadia estaba conmigo en ese momento y le dijo que de seguro quería probar y me llevó a primera hora del día siguiente a que hiciéramos el test. Mi hija estaba a un mes de ir a estudiar en París asíque no podía negarle casi nada. Fui de mala gana y salí peor de lo que había entrado. No me entró el batido que parecía espumlla, me empalagué, se me revolvió el estómago y como tengo un serio problema en decir que no, me pasé todo el día pensando en la excusa perfecta para que no me volviera a insistir en tomar el producto. Nadia en cambio estaba maravillada así que al día siguiente le acompañé a que ella tomara su batido y a decir que a mí no me diera, por favor. Como para no herir los sentimientos de María Teresa tomé medio, al día siguiente un poquito más y nueve meses más tarde soy una adicta total a ese batido de cookies n cream con frutilla y un puñado de granola que me sabe a gloria. Converso con María Teresa y creo que verdaderamente lo catalogo como un gran momento en el día. Cuando estoy de viaje me hace falta y cuando estoy aquí no dejo de asistir ni un solo día (incluidos fines de semana). No me hizo bajar de peso, creo que sí me ha dado fuerza, energía y salud. No lo puedo explicar, simplemente me hace sentir bien.


9:00 A.M Alistarse para el día. Baño, retoque del casco colonial, maquilleure, etc. etc. No me molesta, la paso bien hasta el bajón que se da cuando ya toca enfrentar la rutina. Si hay que salir a hacer gestiones solamente imploro para que se presente algo que me impida hacerlo o si por el contrario he optado por quedarme escribieno comienzo a dar vueltas entre el baño y el cuarto para ese día no escribir. Lo que más duele es el boicott que una se hace a sí misma. Es impresionante. Hay libros escritos al respecto. Syd Field en su libro de como escribir un guión dedica el último capítulo justamente a esa problemática y se llama de esa manera BOICOT. Sucede lo mismo que con el ejercicio. Una sabe que lo que sea que haya que hacer ese día va a ser mejor que quedarse rumiando en la cama, pero literalmente tengo que jalarme de la orjea para salir o sentarme en mi escritorio.


RETO DE LA MAÑANA: Si estoy en el escritorio voy a pasar por lo menos una hora calentando, es decir sin querer volver a la novela que estoy escribiendo, metida en el facebook, viendo a quién llamar, mirando al vacío, mirando tiendas de ropa o zapatos on line, lo que sea que demore el momento de enfrentar que la novela tiene que seguir o y el guión que estoy escribiendo con el Joaco y la nueva pieza teatral que tiene que salir sí o sí.


Si por el contrario estoy en trámites burocráticos o en reuniones de trabajo ya arranqué y el hecho de estar en el mundo exterior me saca de lo que quieren hacer en mi contra todos mis demonios.


1:30 P.M ALMUERZO: Siempre es un buen momento el almuerzo, sola o acompañada; en la casa o en restaurante. Me gusta comer, siempre me ha gustado y lo disfruto.


2:00 P.M Bajón total. Siempre es un mal momento la hora que le sigue al almuerzo. Me siento cansada, triste. Nada me levanta el ánimo. Antes me encerraba a hacer la siesta. Ahora, por alguna extraña razón, puede ser Herbalife, ya no me duermo por la tarde, pero del bajón no me libra nadie y eso dura. Vienen los malos recuerdos, las decisiones mal tomadas, la falta de confianza en mis proyectos, la inseguridad, en fin... Es complicado.


3:30 P.M Otra vez me jalo literalmente de la oreja para hacer lo que tenga que hacer, sea gestiones de trabajo, de mis hijos, burocráticas o escribir que sé es lo que debo hacer si estoy en casa. Otra vez la dificultad de hacerlo, la duda... porque cuando comienzo en cambio soy feliz. No hay nada que me guste más que escribir, ¿entonces por qué la dificultad? No lo cambiaría por nada. Lo amo, es mi pasión. Si vuelvo a nacer quiero volver a ser escritora, definitivamente, ojalá con más inspiración para escribir algo como J.H Rowling que me haga millonaria, o tantos libros como Agatha Christine, que se vendan al por mayor. Ese es mi sueño; nada me gustaría más que eso. Y cuando me siento a escribir las tardes son hermosas y siempre, siempre termino el día sintiéndome satisfecha con el trabajo bien realizado, contenta conmigo misma, sintiendo que la vida ha valido la pena.


ENTRE LAS 3:30 y las 6:00 P.M: Muchas cosas pueden pasar o nada en absoluto. Con seguridad tomaré un descafeinado. Comeré chocolates, porque eso no lo puedo dejar. Hablaré por teléfono, escribiré y leeré. Eso en caso de tarde de escritura. Otra opción es el ensayo de un nuevo monólogo y la planificación de una posible película. Suena glamoroso. Es bastante denso, pero me gusta. Odio si el final de la tarde me agarra en la calle, Siempre hay tránsito y eso deprime. Recuerdo la ciudad de mi juventud cuando una llegaba en cinco minutos a todo lado. Eso ya no se da más. Y eso no tiene arreglo y eso agota, deprime y acaba. Cuando estoy en la calle a esa hora siempre llego a la casa de malgenio y con un bajón que no lo quita nadie. Si estoy en la casa, ésta comienza a llenarse de ruido con la llegada de mis hijos. Morgana se sienta al piano y esa es mi compañía.


A PARTIR DE LAS SEIS: Empieza una cierta relajación. El día está por acabar. Entro otra vez al Facebook. Me gusta mirar el atardecer. A veces estoy de ánimo y converso con mi hija. Comienzo a hacer la lista de lo que debo hacer al día siguiente. No hay nada como hacer listas, me tranquiliza, me relaja.


7:00 P.M. El día ha terminado y nada ni nadie logrará que regrese a mi estudio. Es la hora de ver tele, de comer, de sentarme con mi hijo, de pelear para que termine los deberes, para que se bañe, para que se ponga pijama. No es un momento muy bonito, en general hay presión hasta las,


8:00 P.M Hora a la que voy para el sobre. Me gusta acostarme temprano, ver televisión, leer los cuarenta mil libros que leo al tiempo. Esa hora me gusta mucho. A veces ir al cine, muy de vez en cuando una invitación. Me gusta estar en la casa y suelo a esa hora encontrarme tranquila. Recuerdo que cuando tomé un curso de Literatura Medieval la profesora nos hablaba de Sir Gawain y de que a lo largo del día este caballero de la mesa redonda pasaba por varios estados de ánimo. Supongo que todos pasamos por eso, yo es la primera vez que me siento a escribirlo así con detalle. Me gusta estar en mi cuarto al final del día, escuchar a mis hijos que entran a conversar un momento, darle un abrazo al Tiag y escucharle sus promesas para el día siguiente. Me gusta mirar una peli con mi marido y caer dormida a los cinco minutos.


10:30 P.M. O LA HORA A LA QUE INTENTO DORMIR. El oscuro de la noche me calma. Imagino que estoy dentro de una concha y que duermo en una cama blanca con una cobija azul eléctrico. Nadie puede entrar dentro de la concha, sólo yo y ahí me convenzo que todo estábien, que no tengo miedo del pasar del tiempo, que voy a tener un muerte tranquila cuando llegue el momento, que no estoy sola, que hayángeles que me cuidan y me protegen. Todo está bien al cerrar los ojos, eso me ocurre desde hace algún tiempo, ¿por qué entonces despierto siempre con un peso en el pecho? ¿Qué ocurre a lo largo de la noche que mi subconsciente se altera? ¿Qué veo que cuando despierto no recuerdo? Mucha gente se queja de no poder dormir en paz, eso no me pasa a mí, pero nunca o casi nunca logro despertarme tranquila.


VARIANTE PARA EL FIN DE SEMANA:


El sábado por la mañana suele ser casi siempre agradable y amo, es mi mejor momento de la semana el sábado por la noche cuando estoy en casa. Vemos películas en familia, comemos canguil o hot dogs vegetarianos. Nos agarra la media noche y siempre, casi siempre la pasamos bien.


¿Domingos? Odio los domingos pasado el mediodía.

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