Hoy te dejé. No sé qué decir ni qué pensar. Hoy tú me dijiste que valía la pena intentar, cuando desesperada te comenté que a mi edad, hay momentos en que me rindo y dejo de pelear por mis sueños.
Hace muchos años una madre le escribía todos los lunes a su hijo que se había marchado a estudiar en Estados Unidos. No fallaba. Todos los lunes, salía caminando al correo y franqueaba una carta. Era mi abuela Lucía, es decir tu bisabuela quien le escribía a su hijo Rubén, es decir tu abi Gro. Y hoy es lunes y hoy sesenta años después retomo esa tradición. A diferencia de él, no tendrás que esperar el correo porque en este presente existe el mail que es instantáneo. Tal vez algún momento decida ir al correo solo para crear el efecto vintage. Hace sesenta años el abi Gro tomó el avión solo desde Quito en dirección a Pittsburg, Estados Unidos.
Yo, en cambio, tuve la suerte y las posibilidades de venir a dejarte en Dublín, Irlanda. Dublín, Irlanda, suena tan lejano. Nunca me hubiera imaginado que terminarías estudiando en Dublín. Pensaba que te iba a venir a ayudar en todo, pero enfermé. Me dio una gripe terrible y pude comprobar con inmenso orgullo cómo fuiste capaz de desenvolverte sin mi ayuda.
Ya a Dublín la manejas como si la hubieras conocido en otra vida y así fue como me llevaste a los mejores lugares, los mejores restaurantes, las mejores tiendas. Y ahora estoy regresando a casa. No sé cómo me voy a acostumbrar a vivir sin ti pues te tuve conmigo por 18 años. No es muy justo que esto nos pase a las mamás porque aunque estuvieras en la cueva, como le llamábamos con cariño a tu cuarto del subsuelo, el que escogiste cuando llegamos a la casa nueva en Carcavelos, el saber que te encontrabas bajo el mismo techo me daba paz.
Hoy te encargué a Dublín. Hoy soy una de las tantas madres que nos hemos hermanado porque nuestros hijos han partido en busca de sus sueños. Me encuentro en el avión rumbo a Lisboa, la ciudad donde hicimos hogar juntos en medio de una pandemia. Me acompañaste durante tres años. Hiciste amigos. Aprendiste un idioma. Te graduaste con Bachillerato Internacional y te convertiste en músico. En medio de esta soledad que siento al dejarte pienso en que felicidad es ver a la persona que uno quiere comenzar a volar.
“Oh the places you will go", dice Dr. Seuss.
Y hoy yo empiezo a vivir a través de tus aventuras.
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