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Película y libro de la semana


ROMA

(Netflix y en cartelera teatro 8 ½)

Director: Alfonso Cuarón


No es fácil comentar acerca de una película que ha causado tanto revuelo y que ha recibido alabanzas prácticamente unánimes de los críticos. Estuve en Los Ángeles a la fecha de su estreno y la ciudad entera estaba conmocionada. En todas las redes sociales predican al unísono: es perfecta, es perfecta, es perfecta. Confieso que este culto a Cuarón me recuerda a los judíos adorando al becerro de oro, mientras Moisés estaba ausente en el Monte Sinaí recibiendo las tablas de la ley. Vi ROMA en Netflix. Me tomó tres días porque yo soy así, pausada. Al igual que con los libros, empiezo, retrocedo, repito tres veces ciertos diálogos, en definitiva, la peor compañera para ver películas. Y cuando veo una acompañada, o sea, sin el aparato de control en la mano, luego la repito varias veces. De entrada, debo revelar que la primera toma me cautivó. La repetí diez veces. En verdad, toda la historia me cautivó. Desde que tengo 30 años he querido contar una historia semejante, porque creo que nos llega profundamente a todos los latinoamericanos. La cinematografía es espléndida. Así como el manejo de los detalles en la reconstrucción del México de los setentas y en el recuento de ciertos eventos de la época, como la matanza de Corpus Christi en junio de 1971. La decisión de hacer de la dirección de arte la realidad de un Cuarón niño, me fascinó.


Entonces, si todo es tan positivo, ¿qué me revuelve ligeramente el estómago? Había leído un montón de criterios hasta que di con una columna del crítico de cine del diario Washington Post, quien logró expresar lo que yo había palpado. Percibí la falta de algo esencial, la presencia y la comprensión de dos personajes femeninos -la madre y la abuela- a quienes las siento mayormente ausentes. Me molesta que la cámara se quede en la periferia y no se acerque en ciertos momentos cruciales, obligándonos a imaginar ciertas escenas como si hubiésemos llegado tarde a un concierto y tuviésemos que verlo de lejos. Como mujer, he vivido abandonos y conozco sus cicatrices emocionales, pero en ROMA, esto queda en la superficie. Si bien profundiza en el dolor de Cleo, la empleada que crio a Cuarón, y su personaje me fascina, también hubiera por momentos esperado algo más. En resumen, me conmueve el dibujo realizado por Cuarón, pero estimo que se quedó un tanto mudo, que le faltó dar más voz a sus protagonistas femeninas. Menos escenas de incendios en las haciendas o de bailes de fin de año, a cambio de un poquito, un poquito más, de introspección por parte de los personajes, un mayor acercamiento a ellos. Reconozco que lo anterior es un criterio muy personal mío y, al reflexionar, concluyo que tal vez se debe a que Cuarón jamás repartió su guion a sus actores. Entonces, según mi opinión como directora, los actores no pudieron preparar sus personajes, trato que estimo inapropiado para un profesional que hace su carrera representando personajes. En fin, creo que esta maravillosa película podría haber llegado mucho más lejos. No puedo dejar de mencionarles que considero obligatorio que vayan a ver ROMA en estos días, para que luego puedan terciar, con propias opiniones, en las inevitables pláticas en las múltiples reuniones familiares y sociales de la temporada.



EL HOMBRE QUE AMABA LOS PERROS (2009)

Por Leonardo Padura (Premio Princesa de Asturias 2015)


Una magnífica obra del eximio novelista cubano Leonardo Padura. Lo que me encanta es que narra dos vidas a través de un lente desapasionadamente humano, alejado de los recuentos históricos o de los análisis ideológicos, y que transmite al lector las pasiones y sufrimientos de personajes que gozaron de su cuarto de hora de fama en la historia universal. La primera vida es la de León Trotski, brazo derecho de Lenin y coautor de la revolución bolchevique en Rusia en 1917, pero solo a partir de su destierro en 1929. Alma errante, Trotski va de país en país, cargando a cuestas su bagaje de exilado, llorando la muerte de sus parientes más cercanos, acechado continuamente por el implacable odio de su mortal enemigo Stalin. La segunda vida es la de Ramón Mercader, un joven catalán moldeado por su imponente madre, una férrea comunista curtida en la Guerra Civil española. Ambas vidas confluyen cuando Mercader asesina a Trotski en la Ciudad de México. Sus historias aterrizan en Cuba por intermedio de un misterioso personaje afincado en la isla, quien comparte con el narrador su pasión por los perros y le revela pasajes íntimos que no aparecen en los libros de historia. Padura alterna con mucho tino los episodios de Trotski y Mercader con la vida cotidiana en La Habana, vida proyectada con desnuda crudeza, pero matizada por su rebosante amor por esta ciudad y sus habitantes. Recomiendo su lectura, un libro perfecto para estos feriados. Aprovecho para recomendar también las cuatro novelas de Padura género noir cuyo protagonista es el detective Mario Conde, plasmadas hace un par de años por Netflix en la miniserie Cuatro Estaciones en La Habana.

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