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Carta 41


Casi un mes más tarde continúo este relato. Mañana empezamos a filmar la peli, de manera que toda esta historia no será en orden como había pensado sino de acuerdo a lo que ocurre. Parece mentira. Mañana se inicia el rodaje. Cuando terminé No Robarás… me prometí que sería la última película que haría y heme aquí de nuevo, recayendo. Cometiendo cine otra vez. Todo este mes ha sido una locura, preparando el mundo de las convulsiones de Joaquín, preparando las escenas, ensayando, ya lo explicaré en detalle en otra carta. Todo se me viene a la mente y no puedo ordenarlo. Sólo sé que este sueño comenzó cuatro años atrás y ahora es realidad. No pensé que iba a ser realidad y ahora lo es, lo es, lo es. La vida es extraña, te sorprende, te da regalos. Hace un año, por razones muy personales, me costaba levantarme de la cama, no creía en la vida, no creía en nada ni en nadie y ahora veo que el sol sale por la mañana, que alguien allá arriba vela por mí, serás tú, Juan Esteban o seráJimena, la madre de Joaquín, la que cuida de él permitiéndole realizar su sueño. Estoy preparando mi maleta de rodaje, un gatorade, por si me deshidrato, una barra de chocolate negro por si necesito energía, la boquilla de mi abuelijita, el reloj de bolsillo y el saco tuyo, Juan Esteban. Mi viewfinder y la carpeta donde está el guión y el desglose de planos; la carpeta es fucsia, mi color. Estoy nerviosa, pero deseosa de escalar esta montaña. Llevaré puestas las botas de No Robarás, las de Lucía, para que me den suerte. Mi hija es la asistente de dirección y eso me da emoción. Serán treinta días de pura adrenalina, de pura locura, de trabajar doce o catorce horas seguidas, de pasar por todos los estados de ánimo en un solo día, de la más fuerte alegría, al dolor más profundo, del aburrimiento, a la frustración y a la rabia. Mañana empieza. El conteo final ha comenzado. (CONTINUARÁ)


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