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Carta 14 - El verano

¿Será verdad que hay que elegir entre vivir y escribir? Lo plantea Rosa Regás en "Diario de una abuela de verano". Estoy en la casa de mi madre, en la playa, y cada uno de los espacios me ayuda a encontrarme a mí misma en este momento de mi vida en que todo está girando de tal forma que a veces me he sentido perdida en la mitad de la realidad. Desde hace casi dos años sólo cambios: buenos, malos, fatales, excelentes, apabullantes, miedosos, tranquilizantes, horrorosos, hermosos…


Hace más de una semana salimos con mi hermano Sebastián a la propiedad de mi madre. Deberíamos decir la que heredamos de ella, pero yo sigo sintiendo que llego a su espacio, a su casa y eso me gusta. Me da la impresión que va a aparecer y se va a sentar a escucharme. Con Sebastián hemos caminado mucho, hemos conversado. Por las noches ha aparecido con un vaso de ron y hemos hablado de nuestros proyectos. Él se fue el lunes y yo me quedé vacía a cargo de una tropa de adolescentes bulliciosos a los que por momentos ansiaba ponerles en mute. Mi soledad me ha llevado, como siempre en los veranos, a pensar. Ahora enfrento algo nuevo de lo que ni siquiera me atrevo todavía a escribir. Ya vendrá el momento. Hace pocas semanas derrocaron el edificio de mi infancia, de toda mi vida. He hablado de lo que fue dejarlo en muchas ocasiones, pero una tarde hace nada mi hija Nadia, recién llegada de París llegó descompuesta. Yo no me percaté hasta la noche en que me contó que había pasado por accidente por esa calle y que se encontró con la bola que derrocaba nuestra casa, que se botó a la calle llorando y que luego corrió a la casa, se puso una chaqueta y salió por las mismas a acompañarle al edificio porque ella sentía que lloraba. Por la noche cuando me lo dijo sentí que me colapsaba. Al día siguiente decidí enfrentarlo y me fui a parquear al frente para decirle adiós. Es extraño como una enfrenta las cosas en la vida. Es extraño como con los años te vas adentrando dentro de ti misma. Los adolescentes que me acompañan en estas vacaciones son bulliciosos, yo me he vuelto silenciosa. Mi hija Morgana dice que me asocia con una canción de Bebe sobre una mujer que vive dentro de un carromato recorriendo el mundo sola. Me produjo un escalofrío al pensar que yo lo podría hacer. Quién sabe, he logrado tantas cosas que nunca imaginé que a lo mejor en algún momento de esta nueva etapa de la vida lo hago.


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