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Carta 20 - El comienzo de la aventura


EL COMIENZO DE LA AVENTURA Cada vez que me subo al avión para visitar a Nadia, siento felicidad. La aventura comenzó ayer con Guayaquil. Había sido invitada junto con mi hermano Sebastián a participar de una charla moderada por el gran escritor Marcelo Báez. Esto era algo bastante especial, pues por lo general y a pesar de estar en el mismo medio, las invitaciones son sólo a Sebastián o al revés, casi nunca o más bien dicho nunca a los dos, y esto a mí me parecía muy especial, por decir lo menos y me llenaba de ilusión. La charla estaba programada para las tres de la tarde, yo tomé un vuelo casi al medio día ya con la gran maleta pues por la noche debía salir a Miami y catorce horas después a París. Esto porque el ticket es conseguido con millas y a caballo regalado no se le ven los dientes; es lo que había y punto. Cosa rara en mí que siempre he sido nerviosa a las esperas y a todo aquello que pueda agotarme. Esta vez esta opción me dio hasta novelería. Viajar por la noche me permitía llegar de madrugada a Miami y disponer de todo un día. Pensé que lo podía dedicar a pasar en el paraíso de la mayoría de mujeres: el mall. Así que luego de una tarde muy pero muy especial en Guayaquil, no sólo por el conversatorio que me llenó de emoción al recordar nuestros momentos más fuertes vividos con mi hermano, sino porque también saqué tiempo para ponernos al día de nuestras vidas con mi gran gran amigo Marcelo Báez a quien admiro profundamente y con mi querida Jessica, quien cada vez que llego a Guayaquil, es incondicional; me brida todo su cariño, me recoge, me lleva a donde yo necesite, me apoya con lo que requiera, en este caso una ducha y una toalla para poder tomar el vuelo de la noche, refrescada. Jessica, a quien conocí cuando ella tenía diecinueve años y era una loca hermosa que me llenaba de pavor cuando conducía su jeep descapotable azul a velocidades suicidas. Era la directora de locaciones de una tele serie que dirigía mi marido y yo para ese entonces ya tenía cerca de cuarenta. La vida nos ha mantenido unidas y pasan los años y nos seguimos queriendo. Siempre presente y lleno de vida su esposo Daniel nos acompañó a lo largo de la tarde y por la noche Belén, mi hermosa actriz de Gorda, que conmocionó al público quiteño y que desgraciadamente nunca pudo ser vista en su ciudad, porque ya a los productores no les interesó y esa fue una gran frustración. Con el corazón lleno me despedí de mis amigos y partí a Miami. Vuelo corto, dormí lo que pude, pero llegué agotada. Cuatro de la mañana, pensé: ¨Oh error creer que voy a poder recorrer un mall, para eso se necesita energía¨ y yo ya no daba. Recorriendo los grandes halles desiertos del aeropuerto, entré a desayunar y luego caminando caminando encontré un pequeño rincón en donde vi amanecer. Así pasé más de cuatro horas hasta que a las 9 y 30 AM monté en un bus que lleva a los pasajeros que tienen escalas largas a los malles diversos. Parece que es algo común y yo pasé mi día tentada por mil chucherías en Miami International Mall hasta que llegò la hora de volver al aeropuerto. Ayer al chequear mi vuelo, la señorita que me atendía recibió una frase cariñosa de mi parte. Alguien conocido de ella había fallecido y aunque debía seguir atendiendo se encontraba conmocionada. No sé qué le dije, pero me miró sonriente y me dijo: ¨Para el tramo largo le espera una sorpresa.¨ No sabía que podía ser, pero hoy al embarcar verdaderamente agotada y tensa, me pasé de largo buscando mi asiento, cuando al preguntar al sobrecargo pues la fila de asientos comenzaba en el número 20 y yo tenía el número 13, me dijo: ¨Señora, usted está en business, bienvenida, le traigo champagne? Casi hago plop como Condorito. Business, posibilidad de estirarme, lujos, trato fino, cosas que hace mucho han desaparecido de mi vida, desde cuando viajábamos con Fernando hace mucho mucho tiempo. Así que aquí estoy, sentada, agotada, pero no quiero dormir para disfrutar de mi vuelo. Estiro las piernas, tomo el champagne y miro por la ventana. El avión comienza a moverse. En pocas horas estaré en París, con Nadia, Cat Stevens y la Tour Eiffel.



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